El cuerpo y la mente están más conectados de lo que mucha gente cree.
Históricamente, muchas teorías psicológicas tratan el cuerpo y la mente como si fuesen dos entidades distintas que sólo se asocian en algunos aspectos para permitir la existencia de seres humanos conscientes de sí mismos y totalmente funcionales. Curiosamente, desde estos enfoques el cuerpo “material” de las personas sólo tiene poder sobre la mente en el aspecto de que lo retiene en un lugar concreto y, por lo demás, es la mente la que propone objetivos, controla los movimientos del cuerpo y, de vez en cuando, busca maneras para trascender su “cárcel de carne”.
Hoy en día tanto la psicología como por supuesto la psiquiatría tienden cada vez más a obviar la existencia de una “mente” independiente del cuerpo material, pero curiosamente, y a pesar de los avances científicos y técnicos de las últimas décadas, hay ciertos desórdenes mentales que parecen reivindicar la existencia de un aspecto psicológico incorpóreo, a pesar de que sepamos que eso es imposible. Un ejemplo de esto nos lo ofrece un fenómeno llamado somatización.
Entendiendo el concepto de somatización
La somatización es un conjunto de síntomas físicos que producen malestar y que no pueden ser explicados médicamente a partir de una revisión del cuerpo. Es decir, que allí donde hay una somatización hay problemas relacionados con el dolor y el malestar a los que no se les puede encontrar una causa a partir de un examen médico.
Debido a las dificultades para encontrar el origen del problema, la atención del diagnóstico y los tratamientos suele recaer en el Sistema Nervioso Somático, es decir, la parte del sistema nervioso que lleva información sensorial y sirve como canal para los impulsos eléctricos que activan la musculatura.
¿Cuál es la causa de las somatizaciones?
Las somatizaciones conforman muchas veces una especie de “cajón de sastre” de los criterios diagnósticos, ya que muchas veces sirven para crear categorías en las que se incluyen ciertos problemas que no se sabe muy bien por qué están producidas. Esto no debería sorprender, dado que el abanico de síntomas bajo los que puede aparecer un desorden que encaje con la definición de “somatización” es muy amplio, y situar el origen de una dolencia en el funcionamiento del sistema nervioso siempre causa más problemas que localizarlo en partes muy concretas del cuerpo, como ciertas áreas de tejido celular u órganos.
Históricamente, muchas teorías psicológicas tratan el cuerpo y la mente como si fuesen dos entidades distintas que sólo se asocian en algunos aspectos para permitir la existencia de seres humanos conscientes de sí mismos y totalmente funcionales. Curiosamente, desde estos enfoques el cuerpo “material” de las personas sólo tiene poder sobre la mente en el aspecto de que lo retiene en un lugar concreto y, por lo demás, es la mente la que propone objetivos, controla los movimientos del cuerpo y, de vez en cuando, busca maneras para trascender su “cárcel de carne”.
Hoy en día tanto la psicología como por supuesto la psiquiatría tienden cada vez más a obviar la existencia de una “mente” independiente del cuerpo material, pero curiosamente, y a pesar de los avances científicos y técnicos de las últimas décadas, hay ciertos desórdenes mentales que parecen reivindicar la existencia de un aspecto psicológico incorpóreo, a pesar de que sepamos que eso es imposible. Un ejemplo de esto nos lo ofrece un fenómeno llamado somatización.
Entendiendo el concepto de somatización
La somatización es un conjunto de síntomas físicos que producen malestar y que no pueden ser explicados médicamente a partir de una revisión del cuerpo. Es decir, que allí donde hay una somatización hay problemas relacionados con el dolor y el malestar a los que no se les puede encontrar una causa a partir de un examen médico.
Debido a las dificultades para encontrar el origen del problema, la atención del diagnóstico y los tratamientos suele recaer en el Sistema Nervioso Somático, es decir, la parte del sistema nervioso que lleva información sensorial y sirve como canal para los impulsos eléctricos que activan la musculatura.
¿Cuál es la causa de las somatizaciones?
Las somatizaciones conforman muchas veces una especie de “cajón de sastre” de los criterios diagnósticos, ya que muchas veces sirven para crear categorías en las que se incluyen ciertos problemas que no se sabe muy bien por qué están producidas. Esto no debería sorprender, dado que el abanico de síntomas bajo los que puede aparecer un desorden que encaje con la definición de “somatización” es muy amplio, y situar el origen de una dolencia en el funcionamiento del sistema nervioso siempre causa más problemas que localizarlo en partes muy concretas del cuerpo, como ciertas áreas de tejido celular u órganos.
¿Y cómo se trata un caso de somatización?
Todo lo relacionado con el sistema nervioso debe ser tratado desde un enfoque que cubra tanto los aspectos psicológicos y comportamentales de la persona como los fenómenos físicos abordables directamente en el cuerpo del paciente. Por eso merece la pena monitorizar médicamente la evolución de la somatización a la vez que se proporciona Terapia Cognitivo-Conductual.